jueves, 10 de abril de 2008
Las retenciones y lo reprimido
La oposición masculino/femenino es masculina. En su lucha por un lugar en el mundo del varón, oponiendo lo femenino a lo masculino, este movimiento anula lo que dice defender. La lucha de la mujer desde las oposiciones solo la deja más a merced de lo masculino. Lo masculino es una estructura basada en las oposiciones, en lo binario, en el ser-no ser, en la represión. Más allá de que en nuestra cultura una mujer en matrimonio es “de” el varón – y no viceversa- y que busque, en general, convertirse en esa propiedad del otro, la aparente lucha de las féminas por obtener los mismos derechos que los varones sólo parece una muy astuta estrategia masculina para profundizar su dominio sobre la realidad. Evita, si bien abogó por el bienestar de los descamisados no logró ayudar de modo alguno a sus compañeras de género ya que, propia idea, no era nada sin Perón, evitaba ser sin él. El voto femenino fue necesario para que el Peronismo ascendiera como lo hizo, y lo hizo manipulando el derecho de las mujeres a votar. Lo feminista es masculino tanto que, erradamente por su exageración, suele vincularse a ese movimiento con mujeres asexuadas o lésbicas. Claro, lo que no es masculino carece de sexualidad, diría Freud. Fundamentalmente el feminismo, y todas sus variantes, en tanto actúa por oposición, pertenece a la categoría de lo masculino. Lo femenino, en cambio, es su alternativa polivalente. Lo femenino no se opone, su estrategia es la seducción. Que una mujer reclame constantemente desde el poder, el falo, que por femenina/ista se siente discriminada es una actitud masculina. Poner en juego una lucha de oposición utilizando el género, es masculino. Pretender modificar el habla y la lengua forzando a una palabra neutra, como “presidente” (quien preside) por una versión posible pero artificial forzando su feminización, es masculino. Plantear la realidad como una lucha de opuestos (campo/ciudad, pobres/ricos, blancos/negros, nuestros/ajenos,) es masculino, es trabajar para lo masculino. La estructura de lo masculino, si bien poderosa, es simple, no tiene demasiadas facetas. La polivalencia femenina se extiende por los espacios sin oponerse, sin una dialéctica binaria, por medio de la seducción. Es masculino creer que la seducción es un acto artificial que busca obtener poder mediante sutiles manipulaciones. La seducción es lo natural femenino. Solo cuando se seduce desde lo masculino puede ser artificial, porque plantea oposiciones, ganar espacios; en lugar de comprender e integrar, lo masculino reprime y censura. Como plantea Baudrillard, “la seducción representa el dominio sobre el universo simbólico, mientras que el poder solo representa dominio sobre el universo real.” Es decir, una novia que no se maneja segura en el plano de las representaciones simbólicas, más que novia es un amigo.
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6 comentarios:
seria quien se ocupa tanto de marcar esas dicotomias nadie sin su marido? recordamos cuando acusaba a otra dama de su partido de pretender ser "portadora de apellido"
Me gusta lo de la julia kristeva. Te contaría un secreto pero no me animo, mejor por tel. que no es por escrito, tiene que ver con la julia y conmigo.
Respecto de fem y masculino. Mirá vos, siempre me puso "histérica" eso del no ser, etc- Para mí no hay no ser. eso siempre me hizo efecto de chiste. Siemrpe se trata del ser. Aunque no sea.
Así muchas cosas, y para mí las cosas no son bipolares. O sea que me gustó tu nota.
Susana S.
Hablar de femenino también es bipolar, porque si hay femenino hay masculino. Más bien pienso en la alternancia (ser y no ser), de modo que hay el encuentro, el entre, ellugar de la convergencia de lo diferente.
En el tango, casi parodiamos la oposición de género (o la diferencia sexual). Pero lo que alcanzamos es el estado de "pareja", nos emparejamos, enfrentándonos. Dice Rodolfo Dinzel (gran bailarín y maestro) que en el tango "2 más 2 es 1". Y ese uno no es ni masculino ni femenino. Quiere decir que ser, es tal vez, dejar de ser lo uno u lo otro para crear/crearse. No sé, pero pienso en etas cosas y bailo tango. me parece que muchos/as de los/as (qué horror!) que vamos a la milonga, estamos en la inexistencia mientras bailamos, no pensamos en nada y somos felices.
Hola, estuve leyendo tu blog. Es interesante, pero pensaba que estás en un laberinto: si la seducción es lo femenino, quiere decir que lo masculino existe, por lo tanto, existe ciudad/campo, hombre/mujer, etc. etc, y parece ser que pensar es alternar un modo u otro de posicionarse, por ejemplo, distinguir lo opuesto y luego hacerlo converger, etc. etc. Porque qué se integra si no es lo divergente? Antes dejé otro comentario pero me faltaba este argumento (pierdo la cabeza con estos temas)...
Gracias por tus comentarios, Hebe. Justamente en ese punto del no-ser es que comencé a pensar en esto. Partiendo de esa idea de bipolaridad, de lo binario en lo masculino, fui llegando a la posibiliodad de que lo femenino se estructure de manera polivalente anulando, con su propia existencia, a lo masculino, llevando a ambos universos a una nada. No hablo de hombres y de mujeres, claro, sino de estructuras. Tal vez, "el no pensar y ser felices" al que hacés alusión, sea el punto en que lo femenino anula la acción, la producción, de lo masculino.
Qué es ser femenino o ser masculino? Quienes son los que pueden dar características de unos y otros?
Da para pensar.
Muy bueno el posteo, te felicito.
Alejandra Goity
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