martes, 11 de septiembre de 2012

Al Bardo, por Gabriela Echeverría


25/1/99
Es un verdadero Bardo. Tímpano retumbante, timbres discretos, estridentes, abombados, floreos y floreales, románticos gardeles o berones rosales, polacos resplandores, límpidos fraseos, julios o julianes, varones de tanto tango, tanta calle porteña dibujandose en gargantas areneras o melosas, lo mismo da. Lo mismo dá? Bardo de día y de noche, transar de minas, con alcoholes y milongas y carradas de perfume y una noche en un hotel de alguna gira pinta un tanguito que te pega de pronto el bajo vientre y te hace mierda, bardo, es buenos aires que te llama como una madre y te dice: bardo, bardito en que andás? volvé querido, volvé.
Y vos volvés.Seguro que volvés. Pero al ratito nomás te estás diciendo algo, te estás buscando el bardo de nuevo, eso no se cura, no, ni con el mate amargo, te sacás la curda de bardero viejo y cabalgando. Como hacer, el tiempo te reemplaza una parada con un hilo y el aplauso cuesta, se paga, la escalera de la vida y vos que probaste de todo.
De entrada nomás, pendejo y todo te tiraste a bardear como zorzal.

Gabriela Echeverría

el psicoanalista lector: Edwin A. Abbott. "Planilandia" (1884)

el psicoanalista lector: Edwin A. Abbott. "Planilandia" (1884): Edwin Abbott Abbott (Londres, Inglaterra 20 de diciembre de 1838 - 1926), profesor, escritor y teólogo inglés, conocido por ser el autor...

jueves, 24 de mayo de 2012

Fabián Russo, en concierto.



Russo ha cantado todos los estilos posibles dentro del Tango. Durante casi 30 años ha participado tanto en orquestas como en ensambles pequeños (Sexteto Canyengue, Color Tango, Osvaldo Pugliese, Domingo S. Federico, Quinteto Bailongo, Horacio Ferrer, Mercedes Sosa, Roberto Goyeneche, Eduardo lagos, Patricio Wang, entre otros) incursionando tanto en el repertorio gardeliano como en las obras menos visitadas de Piazzolla y otros renovadores. A lo largo de sus viajes, pasó de ser músico ambulante en calles de ciudades europeas a los grandes escenarios de esas mismas ciudades así como las del Lejano Oriente y Latinoamérica. 
Crecido en la escucha heterogénea de toda la buena música y en la lectura de la mejor poesía, escritor y compositor, todo ese bagaje confluye en un canto original, personal, que lo distingue como creador e intérprete.Las historias que escribe y canta son intemporales, habitan en una tanguidad (eso que hace que sea Tango y no otra cosa) permeable, heterogénea, pero sin perder su singularidad.
Desde el Tango, aquí y ahora, Fabián Russo propone en su obra nuevas posibilidades para el tango-canción con un arte madurado en un camino hecho desde las más profundas raíces del género hacia un futuro que no cesa.

lunes, 14 de mayo de 2012

Juan José Saer: Lisboa






A Jean Paul Caudrec

La persona, parece, sería, como se dice,
una máscara; uno, aquí, que se llamaba, cosa
curiosa, justo así,
multiplicó perfil y verbo, distribuyéndose en ellos,
como piedras o como cartas; rey, sota, caballo y as,
y un solo mazo verdadero. Y, sin embargo,
qué tímida parece ahora su dispersión: la salud
misma más bien: un cuerpo de cuatro caras,
repleto y sólido: que el corral tenga cuatro lados,
y uno solo, circular, da lo mismo, si eso ayuda, ¿no?
a evitar que la bestia anónima,
e infinita también, ¿no es cierto?,
rompa, de golpe, en estampida. La bestia, sí,
que daba, ya, señales de vida, atrás,
mandando a la superficie, de tanto en tanto,
rugidos, latidos, olor animal, el légamo sin fin
de ese pantano, negro, que trabaja, continuo,
y nos muestra, de pronto, que la casa natal,
con sus rincones familiares y con sus voces familiares,
no tenía, ¿cómo era que se dice?, cimientos. No es
ni amiga ni enemiga y el ser, frágil,
que desgarra con sus dientes, había tenido,
hasta ese entonces, una especie de ilusión,
como el chico que en la noche de carnaval,
pretende darle miedo a los demás con su máscara. Ahora está
en lo que podría llamarse ese torbellino,
en vilo entre los belfos de la bestia,
en el centro de su propia oscuridad
                                                    -y cómo
quisiera que, viniendo despacio, como antes, desde la cocina,
desde el patio, en la noche cítrica, una mano,
materna o familiar, es decir, de dedos conocidos,
en el viejo sentido, anterior a la explosión,
a esta deriva sin dirección y sin bordes,
encendiera, por fin, la luz,
del cuarto sin lujo, austero,
con, apenas, lo necesario para reconocer
el honor y la constancia de lo que es,
lo que es en su seguir siendo,
mesa, jarra, botella, ventana y paraíso.

No en tanto que la máscara
sino leal en su simplicidad

borde
        abandono
                      y transparencia



En El arte de narrar. Poemas
Buenos Aires, Planeta, 2000

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domingo, 29 de abril de 2012

Hector Ruiz Nuñez, in memoriam

El periodismo de investigación en Argentina perdió a uno de sus destacados representantes tras la vuelta a la Democracia. Mi tío Héctor Ruiz Núñez falleció en Buenos Aires este fin de semana dejando una obra en libros y artículos que son un antes y un después en el periodismo latinoamericano.

viernes, 27 de abril de 2012

La isla (Césare Pavese)


Todos saben que el náufrago Ulises, durante su viaje de regreso, permaneció nueve años en la isla Ogigia, donde sólo vivía Calipso, antigua diosa.

(Hablan Calipso y Ulises.)

Calipso.
Ulises, no existe nada muy diferente. También tú, igual que yo, quieres detenerte en una isla. Has visto y has padecido todas las cosas. Quizás un día te diré lo que yo he padecido. Ambos estamos cansados de un gran destino. ¿Para qué continuar? ¿Qué te importa que la isla no sea la que buscabas? Aquí ya nada acontece. Hay un poco de tierra y un horizonte. Aquí puedes vivir para siempre.

Ulises.
Una vida inmortal.

Calipso.
Inmortal es quien acepta el instante. Quien no conoce ya un mañana. Pero si te gusta la palabra, dila. ¿Llegaste en verdad a ese extremo?

Ulises.
Yo consideraba inmortal al que no teme a la muerte.

Calipso.
El que no espera vivir. En verdad, casi lo eres. También tu has padecido mucho. Pero, ¿por qué esta obsesión de volver a tu casa? Todavía estás inquieto. ¿Por qué vas diciendo discursos, solo, entre los acantilados?

Ulises.
Si mañana partiera, ¿serías tú infeliz?

Calipso.
Quieres saber demasiado, querido. Digamos que soy inmortal. Pero si no renuncias a tus recuerdos y a tus sueños, si no depones tu obsesión y no aceptas el horizonte, no podrás escapar de ese destino que conoces.

Ulises
Se trata siempre de aceptar un horizonte. ¿Para obtener qué?

Calipso.
Para reposar la cabeza y callar, Ulises. ¿Te has preguntado por qué también nosotros buscamos el sueño? ¿Te has preguntado adónde van los viejos dioses ignorados por el mundo? Por qué se hunden en el tiempo, como la piedra en la tierra, ellos, que sin embargo son eternos? Y yo, ¿quién soy, quién es Calipso?

Ulises.
Te pregunté si eres feliz.

Calipso.
Es un silencio, te digo. Una cosa remota y casi muerta. Lo que ha sido y ya no volverá a ser. En el viejo mundo de los dioses, cuando un gesto mío era destino. Tuve nombres pavorosos, Ulises. La tierra y el mar me obedecían. Luego me cansé; pasó cierto tiempo, no quise moverme más. Alguna de nosotras resistió a los nuevos dioses; yo dejé que los nombres se hundieran en el tiempo; todo cambió y permaneció igual; no valía la pena disputarle a los nuevos el destino. Ya sabía mi horizonte y sabía también por qué los viejos no quisieron disputar con nosotros.

Ulises.
¿Pero no eras inmortal?

Calipso.
Y lo soy, Ulises. No espero morir. Y no espero vivir. Acepto el instante. A ustedes, los mortales, les espera algo parecido, la vejez y la añoranza. ¿Por qué no quieres, como yo, reclinar la cabeza en esta isla?

Ulises.
Lo haría si creyera que estás resignada. Pero también tú, que fuiste señora de todas las cosas, me necesitas a mí, un simple mortal, para que te ayude a soportar.

Calipso.
Es un bien recíproco, Ulises. No hay verdadero silencio si no es compartido.

Ulises.
¿No te basta que esté hoy contigo?

Calipso.
No estás conmigo, Ulises. No aceptas el horizonte de esta isla. Y no te sustraes a la añoranza.

Ulises.
Lo que añoro es una parte viva de mí mismo, como lo es para ti tu silencio. ¿Qué ha cambiado para ti desde los días en que la tierra y el mar te obedecían? Sentiste que estabas sola y que estabas cansada, y olvidaste tus nombres. Nada te ha sido quitado. Eres lo que quisiste ser.

Calipso.
Lo que soy es casi nada, querido. Casi mortal, casi una sombra como tú. Es un largo sueño comenzado quién sabe cuándo, y tú has entrado a este sueño como un ensueño. Temo el alba, el despertar; si te vas, es el despertar.

Ulises.
¿Eres tú, señora, quien habla?

Calipso.
Temo el despertar como tú temes la muerte. Mira: antes estaba muerta; ahora lo sé. No quedaba de mí sobre esta isla sino la voz del mar y del viento. Oh, no era padecer. Dormía. Pero, desde que has llegado, has traído otra isla dentro de ti.

Ulises.
La busco desde hace tiempo. Tú no sabes lo que es entornar los ojos para ilusionarse cada vez que se divisa una tierra. Yo no puedo aceptar y callar.

Calipso.
Sin embargo, Ulises, ustedes, los hombres, dicen que recuperar lo perdido es siempre una desgracia. El pasado no vuelve. Nada resiste el paso del tiempo. Tú que has visto el océano, los monstruos y el Eíseo, ¿podrás reconocer todavía las casas, tus casas?

Ulises.
Pero sabré al menos que debo detenerme.

Calipso.
 No vale la pena, Ulises. El que no se detiene ahora, ya mismo, no se detiene jamás. Lo que haces, seguirás haciéndolo siempre. Debes quebrar de una vez el destino, debes cambiar de calle y dejarte hundir en el tiempo…

Ulises.
No soy inmortal.

Calipso.
Lo serás si me escuchas. ¿Qué es la vida eterna sino este aceptar el instante que viene y el instante que va? El éxtasis, el placer, la muerte no tienen otra finalidad. ¿Qué ha sido hasta ahora de tu vagar inquieto?

Ulises.
Si lo supiera, ya me hubiese detenido. Pero olvidas algo.

Calipso.
Dime.

Ulises.
Aquello que busco lo tengo en el corazón, como tú.

(de Diálogos con Leucó, de Césare Pavese)

viernes, 2 de marzo de 2012

Apuntes para "Tango Desatado", 1.


Como expresión artística que es, el Tango supone la puesta en juego de un punto de vista que se comparte, se presenta, se muestra, se da a oír, sin afán de imponerse ya que, de hacerlo, estaría contradiciendo los fundamentos de ese punto de vista. Su falta de ambición, en ese sentido, lo hace poco hábil en el terreno de la mercadotecnia que, en el presente más que nunca antes, apela al grupo, a lo gregario, a la diversión y al entretenimiento, para favorecer sus intereses. Por supuesto que no todo el Tango se halla fuera de ese mecanismo globalizado, el llamado Tango Electrónico es su versión, con un marcatto constante y sonidos vocales o instrumentales a través de filtros técnicos que completan el clima agobiante y hasta deprimente de sus grabaciones. No es en vano que surja este estilo en Europa durante la ejecución de la Unión Europea y la Globalización mercantilista. Pero, más allá de estas posibles casualidades, es notable la falta de pasión, el poco sentimentalismo que se oye en el Tango Electrónico, tal como si se intentara que hubiera una conversión hacia lo cool, como se dice en inglés, la frialdad que se valora como una característica de “haber vivido”, de control de las emociones, de un cínico estado de gracia surgido en las artes urbanas de los países regentes como reacción a la pérdida de identidad derivada de la cultura de masas. “Birth of the cool” es un disco maravilloso de Miles Davis, una obra de arte a la altura de las mejores del Siglo XX. Pero el sistema mercantil que diseña la realidad desde el argumento del progreso, convierte el concepto de cool en algo más relacionado al desamparo que a la conciencia de la propia soledad, eso que tal vez nos quiso mostrar Miles. En el Tango Electrónico suena más el desamparo que la soledad, los desamparados son más manipulables que los solitarios. Más aún, el Tango como género ha desarrollado el concepto de soledad en todas sus variantes, poniendo el cuerpo, la palabra, el ritmo, la armonía a evidenciar las emociones implicadas. El personaje del Tango no se halla desamparado, sí puede estar solo. Está solo con su conciencia de sí mismo y de la realidad que le toca vivir, está consciente de su individualidad, tanto que resiste contra eso que llama “lo moderno”, pecando de conservador, si se quiere, pero que, en el fondo se trata del espíritu anarquista que forma parte de su guiso originario. No es que el personaje del Tango esté en contra de la novedad por un mero berrinche edípico que no le permite dar un paso afuera de la falda de la madre aunque exista claramente el duelo por el paraíso perdido, a lo que se resiste es a la imposición que se ejerce desde el poder sobre su individualidad buscando que se adapte a las reglas. Siente y denuncia esa apropiación que hace el sistema sobre el individuo en nombre del progreso y del bienestar general. El Tango es el relato de la individualidad. De ahí que el Tango no puede ser folklore, no habla acerca de las tradiciones de un grupo étnico o regional, o de sus mitos y leyendas, costumbres y herencias; el Tango no es el folklore de Buenos Aires, como algunos livianamente llegan a decir por el hecho de que es la música de la ciudad, no es la voz de un grupo, es la de un individuo que se resiste a participar de la masa y que hace de la amistad un culto, no es un misántropo ni adolece de conciencia social. Ante todo, el personaje del Tango no es cool, no es que todo le da lo mismo; al contrario, porque todo no le da lo mismo espera no ser tratado como “lo mismo” por el Todo.

lunes, 23 de enero de 2012

Sarmiento, minerías y actualidades.


“Tengo odio a la barbarie popular… La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil… Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad?. El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden… Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas”. (En Buenos Aires, 1853; Carta a Mitre del 24 de Septiembre 1861; en EEUU., 1865)  
“¿Lograremos exterminar los indios?. Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado”. (El Progreso, 27/9/1844; El Nacional, 25/11/1876)

Tras establecerse como posibilidad entre la ciencia positiva del siglo XIX, la tesis de Charles Darwin acerca de la evolución de las especies derivó en Darwinismo Social, según las conclusiones de su primo Sir Francis Galton en 1865. La Eugenesia se establece fácilmente poco después. Tanto en Inglaterra como en Estados Unidos comenzaron a hacerse experimentos, bajo leyes constitucionales, que utilizaban seres humanos para mejorar la raza o descartar a aquellos considerados inútiles para este objetivo. Esta idea se esparció por Occidente con gran aceptación, llegando a ser Hitler el que expone su versión más extrema obligando a los “aliados” a detenerlo no tanto por la práctica en la eliminación de seres humanos sino por simplemente haber pasado cierto límite poniendo en riesgo el “buen nombre” de aquellos que, como la IBM o los bancos ingleses y yanquis que lo apoyaban.
Uno de quienes llevaron a cabo las ideas de la Eugenesia en Argentina públicamente fue Domingo Faustino Sarmiento, a quien por estos días vemos que el oficialismo intelectual trata de rescatar sin mencionar ésta entre tantas miserias del prócer escolar. Erradicar al gaucho y al aborigen era uno de los objetivos fundamentales de una clase social y política que halló en Sarmiento una voz potente y creíble para aquellos bancos ingleses que invertían en el país agrícola-ganadero, suplantar a esta raza criolla con inmigrantes europeos fue política de estado. Más aún, con sus diferencias, también fue política del Imperio en todos los países sobre los que señoreaba. A lo largo de los últimos 150 años las políticas eugenésicas fueron cambiando desde una visión farmacéutica hasta la simple aplicación de fórmulas económicas brutales pasando por hambrunas y dictaduras complacientes al sistema. Desde este punto de vista, y asistiendo a realidades que surgen de los diarios como el asedio a la población Qom, la bicentenaria práctica del trabajo esclavo en el país como si fuera novedad, el apoyo oficial a la minería a cielo abierto en tres provincias y ambicionando las alturas cordilleranas, la Eugenesia goza de buena salud en estos días.
Sarmiento hubiera estado satisfecho con estas realidades en las que, además, se lo barniza históricamente como si no hubiera sido, también en el tema educativo, simplemente un esbirro de los poderes centrales que siguen siendo los mismos. El objetivo: reducir la población mundial a un número que facilite su opresión con la excusa de reducir la pobreza y, de ese modo, el establecimiento de un gobierno planetario (nuevo orden mundial) dirigido por una elite genéticamente “mejorada”, la misma que decidió los rumbos de Occidente durante los últimos dos siglos. Sarmiento fue un eslabón más en la cadena que nos ata y que será aún más terrible en las próximas décadas. Estamos asistiendo a una transformación que solo supone el fortalecimiento de los poderes que hasta ahora han sometido a los pueblos, ¿qué hace la Presidencia argentina apoyando y alabando al nuevo orden mundial? “¡Gloria y loor…!”

2012©Fabián Russo