Desde su monumental Crítica de la razón cínica, de 1983, profusamente leída y debatida en Alemania, saludada por Jürgen Habermas como el acontecimiento más importante en la historia de las ideas desde 1945, el alemán Peter Sloterdijk se ha impuesto como uno de los pensadores europeos más fecundos e innovadores, su obra desató una fuerte polémica, alcanzando una influencia y gravitación quizá similar a la que tuvo en la década del veinte La decadencia de Occidente, de Spengler.
Sloterdijk quien enseña filosofía en la Hochschule für Gestaltung de Karlsruhe, Alemania, se encuentra inserto en la tradición de Nietzsche y Heidegger, emparentado a la vez con artistas contemporáneos de la sensibilidad de Wim Wenders y Peter Handke.
La Crítica de la razón cínica puede leerse como una puesta al día de la Dialéctica de la Ilustración de Adorno y Horkheimer. No se trata ya del nihilismo en ascenso, ni de la metamorfosis de la razón en un nuevo mito ni, mucho menos, del dominio de la razón instrumental lo que Sloterdijk describe y denuncia, sino el cinismo difuso de nuestras sociedades exhaustas. Ese 'nuevo cinismo' que se despliega como una negatividad madura que apenas proporciona un poco de ironía y compasión, pero que finalmente desemboca en la desesperanza. Un cinismo que Sloterdijk define como 'falsa conciencia ilustrada': la de quienes se dan cuenta de que todo se ha desenmascarado y pese a ello no hacen nada, la de quienes se dan cuenta de que la escuela de la sospecha tampoco ha servido de mucho. De allí cierta voluntad iconoclasta, voluntad de ruptura con el pacto cívico ante una comunidad que aparece inauténtica y perturbada, por lo que el verdadero cínico prefiere escapar de la alienación, optando por el camino autárquico (autarkeia) antes que andar embrutecido como el rebaño domesticado, gobernado por las rutinas y convenciones de la gran ciudad. Sloterdijk realiza una "deconstrucción" radical -en el más genuino sentido del postestructuralismo francés- del concepto de logos tal y como nos lo ha legado la historia de la filosofía occidental, y para hacerlo se sirve del cinismo antiguo: de la risa, la ironía y las interpelaciones. El escándalo parte de su melancólica declaración del fracaso del humanismo como utopía de la domesticación humana mediante la lectura, ante las nuevas técnicas de agitación y desinhibición de las masas, pero también del supuesto coqueteo con el vocabulario nazi y con las peligrosas fantasías de Nietzsche acerca del superhombre, así como con las ideas de Platón sobre el Estado como parque zoológico humano, donde una elite de sabios planifica la vida de los hombres al modo de un staff de tecnócratas al frente de una empresa de ingeniería genética. Sloterdijk desarrolla, así, un nuevo tipo de fenomenología y ontogénesis de los espacios humanos, repasando sus aventurados vericuetos por el imaginario de la historia, el arte, la literatura, la música pop, la mitología, la patrística, la medicina magnetopática, la psicología analítica, la mística y la filosofía.
Adolfo Vásquez Rocca
visitar http://www.ucm.es/info/nomadas/14/avrocca.pdf
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