domingo, 21 de octubre de 2007

Tango y Fusión

El tema sólo lleva a un vórtice en giro constante y sin desagote, tal vez no agregue más que lo siguiente. Por mi parte, y es sólo mi punto de vista, no tiene sentido seguir pensando de manera binaria (tango o no tango), recurso y costumbre usual del conservadurismo, siempre temeroso de todo aquello que salga de la fórmula ser/no ser, blanco/negro, nacional/extranjero, etc./etc. En cambio, prefiero tener una visión polivalente de los hechos en tanto se significan por multiplicidad de influencias, tan diversas, a veces, que suele sorprenderme esa energía. El Tango, desde los años '20, siempre experimentó su crisis, su muerte, su deformación, su aniquilamiento, su pérdida de identidad, todos conceptos humanistas y conservadores, binarios, duales. Y siempre el Tango siguió adelante. Ha demostrado que, como buen argentino, le gusta exagerar sus crisis pero sigue vivito y coleando. El Tango no me necesita para defenderse. Así que toda combinación de elementos del Tango con o en otros géneros, no le hizo nunca mella a su escencia, a su alma, a su Tanguidad. El Tango, a mi parecer, nace de un "guiso", esa combinación de elementos disímiles que derivan, en su confusión, en un arte magnífico con destino universal. En ese cocido nutritivo diferentes culturas agregaron sus condimentos sin receta y tiene su propia identidad. Una hibridación supone otra cosa, la anulación de lo nutritivo, lo generativo, de la identidad. La fusión como género musical surge a fines de los años '60 con la Mahavishnu de Mac Louglin, que integraba sonidos de la India con occidentales, y también hay Jazz Fusion, ¿por qué no pudiera haber un Tango Fusion si existe el ritmo tango milonga? Salúd a Piana. ¿Tango polivalente? El Tango no nos necesita para defenderlo de nada y de nadie, sólo espera que lo disfrutemos. No hay Tango sin Tanguidad y, como la belleza lo es para los ojos, también tiene que estar en el alma del que escucha para ser.

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