miércoles, 1 de julio de 2009

Memoria con Pina Bausch



Hace once años atrás, en Wuppertal, ella se deslizaba descalza sobre una gigantesca pista de baile. Era su cumpleaños. Desde el escenario, veía su figura menuda y ágil como un delfín bailando los tangos que hacíamos con la orquesta Veritango, dirigida por Alfredo Marcucci. No dejaba de concentrarme en la canción mientras seguía hipnotizado por Pina Bausch bailando tangos en su cumpleaños. Si hubo algo que sí me quitó del ensueño fue aquel momento en que Teté Rusconi, milonguero de fuste, me agarró de los pies apoyándose en el proscenio diciendo “¡vamos, gordo, esa!” en medio de Suerte loca. Porque en aquel cumpleaños estaba Teté, estaba Juan Carlos Copes, que bailó con su hija toda la noche, simplemente caminando por el círculo exterior como si no quisiera ser reconocido o por respeto a aquella a la cual se le hacía el homenaje. Había mucha gente. Al término del concierto –cuando me acercan a la gran coreógrafa para saludarla- se me ocurrió decirle por lo bajo que, entre esa multitud, estaba Copes, y no tuve que explicarle quién era. Ella me hizo un guiño cómplice y yo, que no bailo nada, terminé en la pista con ella en un tango. Hice lo que pude, caminé con Pina Bausch pegada a mi cuerpo sin creer completamente lo que estaba sucediendo. Así fue que nos fuimos acercando al maestro y, terminado el tango, hice las introducciones pertinentes. Así fue que Copes y Pina Bausch bailaron. A esa altura, Teté, al otro lado del gran salón de la Escuela de Danzas de Wuppertal, ya estaba organizando la trasnoche en café Ada, muy cerca de allí.

©F. Russo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que lindo tu relato fabian, recuerdos asi son los que nos sonrien el alma y hacen q valga la pena el andar por aca.. no?
beso,
Maisa

Anónimo dijo...

Me apaixonei por Pina em seu trabalho no filme Habla con Ella.
Comovente, profundo, primoroso.
Muito bom reve-la aqui,
besos
Sandra