- “Lo que caracteriza al canto del
tango es su fraseo” ha escrito ud. alguna vez. ¿Cómo caracterizaría en
base a eso su propio canto?
- El fraseo no es algo sólo característico del tango, pero sí el modo en
que se construye. Fue una idea inicial de Carlos Gardel, que comenzó poniendo
más énfasis en la historia a contar que en el melodía a cantar. De este modo se
establece a lo largo de la Historia del género esa combinación entre ritmo
sintáctico y ritmo musical que cada cantor arma a su modo y gusto en tanto
un tango se cuenta y se canta. En mi caso, por tener una relación muy larga y
profunda con toda poesía, y siendo escritor además de músico, intento que la
canción suene y cuente poniendo también en juego aquello que mencionaba
Discépolo de que “un tango cantado es una obra de teatro en tres minutos”. Le
recomiendo leer mi libro “El Tango Cantado”, de Ediciones Corregidor, un ensayo
respecto de este tema.
- En un artista siempre es
interesante conocer el comienzo de su vocación ¿Cómo se dio en su caso?
-Descubrí mi vocación musical cuando, a mediados de los años 80, comencé
a cantar en la calle como músico ambulante, lo que me llevó a recorrer casi
toda Europa y otras regiones del mundo a lo largo de esos años hasta que
comencé a trabajar en bares, teatros, y empezaron las giras y las grabaciones.
- ¿Cómo ha sido su formación en
este género tan complejo? ¿Y cuáles fueron sus primeros pasos como intérprete?
- Mis primeros pasos fueron en las calles de Barcelona, en el Barrio
Gótico, donde empecé a cantar por monedas. Luego este oficio y la vida me
regalaron con la amistad de grandes maestros que marcaron mi camino como
Horacio Ferrer, Osvaldo Pugliese y Roberto Goyeneche, entre otros que me
brindaron su saber y amistad.
- ¿Quiénes son sus figuras más
admiradas del género, como compositores y como intérpretes?
- De los compositores, Aníbal Troilo, Astor Piazzolla y Julio de Caro
siguen siendo faro donde recuperar el rumbo. Pero también nombres como los de
José Dames, Anselmo Aieta, Joaquín Mora o Eduardo Rovira, entre otros, no puedo
ignorar. Entre los poetas también es larga la lista, nombrar sólo a Cadícamo, Ferrer,
Manzi, Expósito, Discépolo, García Jiménez, o a los actuales Alejandro
Szwarcman y Raimundo Rosales, es cometer el pecado de dejar fuera a otros
grandes poetas. Entre los intérpretes, Gardel es el que inicia este arte de la
interpretación creando al Cantor de Tango y es siempre la fuente donde abrevar
si se pretende seguir hacia el futuro. Y todos los cantores de Troilo, desde
Fiorentino hasta Goyeneche, así como Miguel Montero o Rodolfo Lesica. Y entre
los actuales, Ariel Ardit, “Cucuza” Castiello, Hernán Lugano o Esteban Riera
para nombrar algunos.
- Se ha dicho sobre ud. que
“explora los límites del género musical y poético ¿siente que es asi? Y ¿cómo
encara esa búsqueda?
- A pesar de ya haber pasado más de dos décadas largas en este oficio,
sigo aprendiendo. El arte es algo permanente, abierto, que se completa cuando
la obra llega a su público. Y uno mismo, con los años, va cambiando, si se lo
permite, encontrando siempre nuevas inflexiones y lecturas sobre obras ya
transitadas. Ante todo, no tener una actitud conservadora, la mente y el
corazón abiertos, el estudio constante y no perder la autenticidad, ayudan a
que cada noche las obras cobren nueva vida y suenen como si fuera la primera
vez aun con toda la experiencia que se lleva dentro.
- Si tuviera que destacar un
episodio o una imagen, dentro de su rica trayectoria ¿cuál sería?
- El día que, cantando en una calle de España, el guardia de un banco
cercano me pidió que no cantara al mediodía porque se iban almorzar, que podía
seguir después.
- ¿Qué expresa el tango hoy, en una
sociedad tan compleja y cambiante?
- El Tango sigue expresando la vida de los individuos en las grandes ciudades, sea Buenos Aires o
cualquier otra del mundo. El Tango es una arte que se quiere universal ya que
las preguntas que se hace tienen que ver con la existencia del ser humano en
relación al mundo en que vive. Lo que expresa el Tango es lo que siempre
expresó, si la sociedad es cambiante y compleja es porque quienes la habitan
también lo son. En diferentes épocas, el Tango fue la música de fondo de su
tiempo, como lo fue en la época de Gardel o en la de Piazzolla. Está en
permitir que fluya en la emoción de cada uno y en su propia honestidad que el Tango
vibre en el fondo de quien lo escucha. En estos tiempos, donde la música es más
que nada de entretenimiento (de ahí que todo suene casi igual desde hace por
los menos treinta años) el Tango es, de alguna manera, subversivo, ya que apela
al individuo y su hacerse cargo de la propia vida sin perder de vista al otro.
- ¿Qué proyectos artísticos
considera pendientes?
-
Por el momento, la grabación de dos nuevos discos: uno con mi grupo
Tango al Sur, junto a carlos Filipo en guitarra, Luis Vázquez en
bandoneón y Roberto Amerise en el contrabajo, (con el cual ya hice uno) y
otro que sería el segundo con mis
propias composiciones. También me gustaría hacer un
espectáculo-concierto
acerca de la obra de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer, además de
concretar una
gira con Tango al Sur por Europa, regresando así, por un rato, en dónde
pasé casi veinte años de mi vida.
- Cuéntenos sobre este espectáculo
del Borges: Tango Bistró?
- Tango Bistró surge de una idea
de Tatiana Kotzarew, quien amablemente nos vuelve a convocar, junto a Tango al
Sur, para uno de sus exitosos proyectos. Ella ha confiado en nosotros y hemos
logrado, junto a dos excelentes parejas de baile, un espectáculo que no se
parece a ninguno de los llamados “for export”, que tanto pululan en Buenos
Aires con sus lugares comunes y caricaturas de un Tango sólo probable para
quienes producen sólo con el bolsillo. En nuestro espectáculo, una ilusión
basada en un posible café nocturno, un bistró donde tienen cabida ante todo las
emociones y reflexiones de artistas que, lejos de estar llorando “la carta del
tango fatal”, apuestan por la belleza y el arte insuflando de renovada energía,
“mugre”, y una positividad nada inocente, el Tango se pone de pie y es el
protagonista absoluto. El público es la respuesta, se siente respetado y abraza
lo que proponemos con cálidos aplausos al final de cada función. Como nos
decimos por teléfono o internet cada lunes los que participamos de la puesta, “¡Qué
buena función la de anoche!”