lunes, 23 de enero de 2012

Sarmiento, minerías y actualidades.


“Tengo odio a la barbarie popular… La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil… Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad?. El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden… Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas”. (En Buenos Aires, 1853; Carta a Mitre del 24 de Septiembre 1861; en EEUU., 1865)  
“¿Lograremos exterminar los indios?. Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado”. (El Progreso, 27/9/1844; El Nacional, 25/11/1876)

Tras establecerse como posibilidad entre la ciencia positiva del siglo XIX, la tesis de Charles Darwin acerca de la evolución de las especies derivó en Darwinismo Social, según las conclusiones de su primo Sir Francis Galton en 1865. La Eugenesia se establece fácilmente poco después. Tanto en Inglaterra como en Estados Unidos comenzaron a hacerse experimentos, bajo leyes constitucionales, que utilizaban seres humanos para mejorar la raza o descartar a aquellos considerados inútiles para este objetivo. Esta idea se esparció por Occidente con gran aceptación, llegando a ser Hitler el que expone su versión más extrema obligando a los “aliados” a detenerlo no tanto por la práctica en la eliminación de seres humanos sino por simplemente haber pasado cierto límite poniendo en riesgo el “buen nombre” de aquellos que, como la IBM o los bancos ingleses y yanquis que lo apoyaban.
Uno de quienes llevaron a cabo las ideas de la Eugenesia en Argentina públicamente fue Domingo Faustino Sarmiento, a quien por estos días vemos que el oficialismo intelectual trata de rescatar sin mencionar ésta entre tantas miserias del prócer escolar. Erradicar al gaucho y al aborigen era uno de los objetivos fundamentales de una clase social y política que halló en Sarmiento una voz potente y creíble para aquellos bancos ingleses que invertían en el país agrícola-ganadero, suplantar a esta raza criolla con inmigrantes europeos fue política de estado. Más aún, con sus diferencias, también fue política del Imperio en todos los países sobre los que señoreaba. A lo largo de los últimos 150 años las políticas eugenésicas fueron cambiando desde una visión farmacéutica hasta la simple aplicación de fórmulas económicas brutales pasando por hambrunas y dictaduras complacientes al sistema. Desde este punto de vista, y asistiendo a realidades que surgen de los diarios como el asedio a la población Qom, la bicentenaria práctica del trabajo esclavo en el país como si fuera novedad, el apoyo oficial a la minería a cielo abierto en tres provincias y ambicionando las alturas cordilleranas, la Eugenesia goza de buena salud en estos días.
Sarmiento hubiera estado satisfecho con estas realidades en las que, además, se lo barniza históricamente como si no hubiera sido, también en el tema educativo, simplemente un esbirro de los poderes centrales que siguen siendo los mismos. El objetivo: reducir la población mundial a un número que facilite su opresión con la excusa de reducir la pobreza y, de ese modo, el establecimiento de un gobierno planetario (nuevo orden mundial) dirigido por una elite genéticamente “mejorada”, la misma que decidió los rumbos de Occidente durante los últimos dos siglos. Sarmiento fue un eslabón más en la cadena que nos ata y que será aún más terrible en las próximas décadas. Estamos asistiendo a una transformación que solo supone el fortalecimiento de los poderes que hasta ahora han sometido a los pueblos, ¿qué hace la Presidencia argentina apoyando y alabando al nuevo orden mundial? “¡Gloria y loor…!”

2012©Fabián Russo