“En la antigua Irlanda el ollave, o maestro en poesía, se sentaba al lado del rey a la mesa y tenía el privilegio, que nadie más que la reina poseía, de llevar seis colores diferentes en sus ropas. La palabra «bardo», que en la Gales medieval equivalía a maestro en poesía, tenía un significado diferente en Irlanda, donde significaba un poeta inferior que no había pasado por los «siete grados de la sabiduría» que lo convertían en un ollave tras un curso muy difícil de doce años. La posición del bardo irlandés es definida en la Sequel to the Crith Gabhlach Law del siglo VII: «Un bardo es quien no posee más intrucción legal que la de su propia inteligencia»; pero en el posterior Book of Ollave (incluido en el Book of Ballymote del siglo XIV) se dice claramente que el hecho de haber llegado al séptimo año de su educación poética daba derecho a un estudiante a la dignidad de bardo. Había aprendido de memoria sólo la mitad de los cuentos y poemas prescritos, no había estudiado la prosodia avanzada ni la composición métrica y era deficiente en el conocimiento del goidélico antiguo. Sin embargo, el curso de siete años que había seguido era mucho más severo que el que se imponía en las escuelas poéticas de Gales, donde los bardos ocupaban una, posición proporcionadamente inferior. Según las leyes galesas, el Penkerdd, o bardo principal, era sólo el décimo dignatario de la Corte, se sentaba a la izquierda del heredero forzoso y se le reconocía la misma dignidad que al Herrero Mayor.”
de La Diosa Blanca, Robert Graves