martes, 17 de junio de 2008

La retenciones y lo reprimido III (en el octógono)


"Y sin duda nuestro tiempo... prefiere la imagen a la cosa,la copia al original, la representación a la realidad,la apariencia al ser...lo que es 'sagrado' para él no es sino la ilusión,pero lo que es profano es la verdad.Mejor aún:lo sagrado aumenta a sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la ilusión,hasta el punto de que el colmo de la ilusión es también para él el colmo de lo sagrado."
FEUERBACH, prefacio a la segunda edición de La esencia del Cristianismo.


El espectáculo, comprendido en su totalidad, es a la vez el resultado y el proyecto del modo de producción existente. No es un suplemento al mundo real, su decoración añadida. Es el corazón del irrealismo de la sociedad real. Bajo todas sus formas particulares, información o propaganda, publicidad o consumo directo de diversiones, el espectáculo constituye el modelo presente de la vida socialmente dominante. Es la afirmación omnipresente de la elección ya hecha en la producción y su consumo corolario. Forma y contenido del espectáculo son de modo idéntico la justificación total de las condiciones y de los fines del sistema existente. El espectáculo es también la presencia permanente de esta justificación, como ocupación de la parte principal del tiempo vivido fuera de la producción moderna.

Guy Debord, La Sociedad del Espectáculo, 1968.

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